Berger y Luckmann
- ulics510
- 5 feb 2021
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La sociedad existe como realidad tanto objetiva como subjetiva, por tanto cualquier compresión teórica, se adecua a ambos.
El individuo no nace siendo miembro de una sociedad, nace con una predisposición hacia la sociedad y después llega a ser miembro de una sociedad. El punto de partida lo constituye la internalización: la aprensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado.
Berger y Luckmann (1968) en su libro ‘La construcción social de la realidad’ definen la socialización como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de ésta. Así mismo estos dos autores definen dos tipos de socialización que el niño adquiere conforme avanza su desarrollo.
La socialización primaria es en la cual el individuo atraviesa su niñez llegando a partir de ella a formar parte de una sociedad, por tanto esta socialización se hace responsable de toda interacción que el niño desarrolle desde el momento en el que nace hasta el día en que se integra a instituciones como el preescolar, las estancias infantiles u otras, para permitir la llegada de la socialización secundaria que es cualquier proceso posterior que indique al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad, también, la socialización secundaria es la adquisición del conocimiento específico de roles. Se considera que la socialización primaria es la más importante para el individuo, puesto que sin ella no podría pasar a la socialización secundaria, es decir, para que el individuo interactué con la sociedad exterior, es necesario que primeramente lo haga con el ambiente que le es familiar y en el que se encuentra inmerso desde el momento de su nacimiento. El niño se identifica con sus semejantes por medio de las emociones, por tanto, la internalización se produce cuando el niño se asemeja con otros significantes, aceptando roles y actitudes de otros, se apropia de ellos, se vuelve capaz de identificarse así mismo adquiriendo una actitud aceptable y coherente. En otras palabras, el yo es una entidad reflejada que muestra las actitudes que anteriormente adoptaron hacia él, el individuo o el niño llega a formarse como persona lo que los demás consideran de él. Esto no es más que una auto-identificación y la identificación hacia los otros. El niño aprende lo que él es, lo que lo llaman. Aquí cabe hacer mención a que aunado a lo anterior se va desarrollando el lenguaje como medio de socialización desde la comunicación que el niño aprende a establecer con los otros. En el preescolar donde se lleva a cabo la intervención, al niño se le presenta dificulta de interacción con otros, por tanto es inminente no dejar pasar el trato de socialización en él.

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