El Curriculum Oculto y el Poder
- ulics510
- 11 feb 2021
- 4 Min. de lectura
Jurjo Torres Santomé
Dentro del primer capítulo denominado “el currículo y la ideología”, Jurjo Torres S.(año), hace notar que los sistemas educativos se mantienen y se justifican sobre ciertas bases de argumentación que oscilan en dos polos discursivos: uno, en el que menciona que la educación es una de las vías privilegiadas para pelear y corregir las disfunciones socioeconómicas y culturales vigentes, y otra, es la que sostiene que las escuelas tienen un papel decisivo en la trasformación y en los modelos de sociedad en los que participa. En otras palabras, el sistema utiliza como discurso la amplia autonomía que las instituciones pueden ejercer como generadoras de desarrollo y transformación social; aunque en realidad no existan posibilidades claras de alguna autonomía por lo menos relativa.
Las relaciones específicas de poder que existen en cada sociedad tienen una prolongación en el sistema educativo, tratándose de valer los mismos intereses hasta alcanzar un grado de legitimidad. Las contradicciones que genera el sistema como lo que son las condiciones laborales, la producción cultural y el debate político recaen cierto reflejos sobre las instituciones y las aulas escolares afectándoles en su funcionalidad.
También se hace mención acerca del esquema simplista como lo denomina Jurjo Torres, este se viene dando desde hace décadas y consiste en un docente que lo sabe todo y un alumno que no sabe nada y por ende, debe de aprender de los libros de texto y de su maestro sin hacer ninguna objeción e inconformidad acerca del contenido académico y de cómo se lleva a cabo este. Como si no bastara esto, el alumno está sujeto a “una evaluación rígida mediante exámenes que avalan ante el resto de la sociedad los méritos y deméritos alcanzados por el alumno”.
“un modelo sustentador de una escuela donde cada estudiante debe autor reconocerse como ignorante, y por tanto, a quien se le niega la capacidad o posibilidad de negociar democráticamente lo que se le ofrece etiquetándolo como de interés para cada persona a título individual y para toda la sociedad, según llega a decirse”.
El sistema es tan capaz de transportar un mensaje a los oídos de la sociedad donde este declare un aprovechamiento absoluto sobre ellos, pero mismo mensaje es indescifrable a simple vista, convenciéndolos de que el cambio está ahí y es para la sociedad entera.
“Olvidarse de reflexionar el presente desde la historia de un privilegio que transporta un mundo oculto en un mensaje desde de la inevitalidad y la imposibilidad de trasformar la realidad. Esto supone también, por consiguiente, una pérdida de confianza en el ser humano como controlador y definidor de su propio destino. O, lo que es lo mismo, aceptar de forma irremediable que los que siempre se benefician de algo en la actualidad lo seguirán haciendo en el futuro y viceversa, que los desafortunados de hoy son los mismos que los de ayer y los de mañana”.
Jurjo Torres comenta que los grupos sociales y gobiernos conservadores y tecnocráticos van a intentar siempre de justificar su destino como grupo dirigente, utilizando por lo general en sus discursos, el tema de la mejora de calidad educativa.
“Las ciencias de la educación, la psicología, la sociología, etc., todas aquellas disciplinas que inciden en las prácticas y políticas de educación pensadas, planificadas o avaladas por gobiernos y/o grupos conservadores y tecnocráticos, hacen así acto de presentación bajo la máscara del desinterés y en defensa de una eficiencia decidida a priori solo por algunos grupos sociales, aquellos que detenta el poder, fundamentalmente el económico”.
Durante el capítulo II llamada “Legitimación y discurso científico en educación”, se comenta acerca de la legitimación donde está, juega un papel crucial en el cual lo desempeña un cuerpo de especialistas; es decir, aquellas personas poseedoras de conocimiento y destrezas especializadas, así mismo que todo el mundo reconoce como tales, este reconocimiento público es importante pues son especialistas quienes se les recurre para solicitar ayuda y consejo, mismos que son elegidos como fuentes de legitimación publica para imponer o sancionar opiniones concretas. “la legitimidad de especialistas se adquiere en la medida en que se conocen y comparten las teorías y saberes especializados, luego de un proceso de aprendizaje controlado y avalado por alguna institución autorizada”.
Dentro de las instituciones educativas, se maneja, al menos eso se supone, lo que es la pedagogía, misma que según Herbart (1776-1841) considerado como el padre de la misma, declara que esta ciencia requiere de la filosofía práctica y de la psicología. Donde la psicología acostumbra a caer en un reduccionismo desde el principio del actual siglo, una de las escuelas de mayor peso en este siglo, el conductismo, tiene gran responsabilidad de haber contribuido al considerar al mismo ser humano, como sujeto a histórico y sin posibilidades de autonomía y libertad.
Las funciones que se espera y cumpla el sistema educativo giran en torno a la preparación de las personas más jóvenes para ser ciudadanos activos pero así mismo, para una sociedad similar a la actual, como un ejecutamiento de poder sin fin.
El conductismo como lo definió J.B. Watson, explica la conducta del que no le preocupa la mente del ser humano, sino exclusivamente la manera de excitar maneras conductuales. El reduccionismo psicologísta introduce el problema de la reificación, lo que es especialmente actividades humanas y sociales se considera que existen fuera de nuestra subjetividad, voluntad e historia.
“La reificación permite la aprehensión de fenómenos humanos considerándolos como si fueran objetos materiales; supone una concepción de los productos de la actividad humana como algo ajeno a la producción de ese hombre, verlos como hechos de la naturaleza, como resultados de leyes cósmicas, o manifestaciones de la voluntad divina. La reificación implica que el hombre es capaz de olvidar que el mismo ha creado el mundo humano… ver al mundo de un modo redificado es situarnos ante un mundo deshumanizado que el hombre experimenta como algo extraño, como algo sobre lo que no puede ejercer ningún tipo de control”.
Lo que llevaría a un mundo de reproducción empresarial, se producen innovaciones basadas supuestamente en la filosofía pero reforzadas de conceptos sociopolíticos burgueses que tratan de penetrar en la educación institucional.
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